miércoles, 17 de junio de 2009
o Introducción
Como dice Félix de Azúa, el hombre del siglo XVIII es ya un ciudadano de nuestro tiempo, pero con las comunicaciones de la Edad Media; como si nosotros, de repente, quedáramos aislados y sin posibilidad de escape en un país sin coche, teléfono o televisión.
Ya no es el ser inocente y crédulo de las épocas pasadas, pues la recuperación del pasado antiguo de Europa no ha sido un ejercicio inocuo. No sólo se ha de tomar de Grecia su arquitectura, escultura o poesía dramática, pues, piensa el filósofo dieciochesco, quizás su mayor enseñanza sea la democracia. No podrá sostenerse, por tanto, que los hombres son desiguales de nacimiento y ello acabará con el rey de Francia decapitado.
Pero no sólo la reflexión política será la responsable del cambio. La sociedad también ha cambiado y son determinantes el papel de la clase empresarial -la burguesía, por lo general, pero también la nobleza en Inglaterra- y el desarrollo de la industria, con el consiguiente nacimiento de la clase obrera, y el crecimiento desmesurado de las ciudades (proceso que sigue muy activo). La aplicación de las innovaciones industriales a la industria editorial favorecerá el progresivo desarrollo de un nuevo fenómeno: la literatura para las masas.
La permeabilidad relativa del nuevo sistema social incide profundamente sobre el individuo en sí, y su emancipación de las ataduras del estamento y de moral para acogerse sólo a la religión del dinero, explican en parte que sea el hombre común y su psique los protagonistas del nuevo arte. Este individualismo visceral provocará que la búsqueda de la originalidad, como expresión suprema del individuo, sea el motor fundamental del arte de las dos últimas centurias. En la literatura esto es fundamental, pues la nueva encarnación del amor cortés, el sentimentalismo romántico, acabará por dar lugar a una nueva hermeneútica, el surrealismo.
Sólo en apariencia contradictorio es que nuevos movimientos gregarios sustituyan al Antiguo Régimen: los individuos buscan en sus semejantes características comunes, y entre ellas, predominarán las de lengua y nación. Es el surgimiento del Nacionalismo.
Son ya otros seres los que habitan el mundo, y empiezan a confiar en la razón como guía de la existencia, relegando la fe al ámbito de la superstición.
o Literatura europea
De los tres elementos fundamentales del nuevo arte, dos, la razón y el sentimiento, pugnarán por la primacía en las sucesivas modas literarias, en tanto que el tercero, la originalidad, será un motor cada vez más potente, hasta llegar a ensorceder durante el periodo de las Vanguardias.
La razón y el sentimiento tienen en un principio una convivencia incruenta; la primera da su esencia al racionalismo ilustrado, con Voltaire, Montesquieu y Diderot a la cabeza, y su fruto más ilustre quizás sea la Enciclopedia. El sentimiento, por su parte, se cultiva entre los poetas del rococó que, por lo general, podemos considerar menores.
Sin embargo, la sensiblería rococó tiene mucho que ver en la exaltación del sentimiento que se produce con la publicación del Werther (1774), de Goethe, la cual pudiera ser una de las piezas literarias más influyentes - !de toda la historia de la literatura!- desde el punto de vista social -se dice que no menos de 2000 lectores se suicidaron-, pues consagra la figura del inadaptado social. Este ropaje mutará, sin alterar su esencia, en las generaciones siguientes: románticos, bohemios, decadentistas, modernistas o melenudos, vanguardistas, surrealistas...
Lo cierto es que las peculiaridades técnicas de los géneros influirán también en el predominio de cada uno de los elementos. Así, la novela se plegará con mayor dificultad a las exigencias de la originalidad; y la poesía, por su parte, no aceptará con facilidad los presupuestos de la razón. El teatro, a su vez, y por su carácter empresarial, adoptará tardíamente las innovaciones formales.
o La poesía
Como la más alta expresión de individualidad, el poeta romántico exaltará en sus poemas el sentimiento, la pasión desenfrenada, el malditismo, pero también la lengua nacional o el origen de los pueblos.
Es curioso que, una vez instaurado el estado burgués, los artistas se sientan incómodos con él. De ahí el apartamiento de la sociedad, la búsqueda de refugio en el exotismo -sea espacial o temporal- y los paisajes solitarios, salvajes o fúnebres, así como las fantasías de ultratumba.
El poema Kubla Khan de Colleridge expresa como pocos el espíritu romántico. Al parecer, el poeta lo compuso hacia 1800 bajo el influjo de las drogas. Estas, con su capacidad para despertar las ensoñaciones, serán guía predilecta de numerosos artistas, e incluso algunas de ellas serán distintivas de determinados movimientos, como la absenta de los modernistas.
Otros poetas importantes son los ingleses Shelley -el marido de Mary-, Keats y Lord Byron, los alemanes Heine y Hölderlin o el italiano Leopardi.
Un generación posterior es la de los parnasianos y simbolistas franceses. Baudelaire, con su poemario Las flores del mal (1857) revoluciona la sociedad bienpensante hasta el punto de ser procesado (como lo será el novelista Flaubert por Madame Bovary).
Mallarmé, Verlaine, etc. profundizan en la veta simbolista que iniciara el propio Baudelaire con su poema Correspondencias (Estos autores ejercieron una influencia directa sobre el Modernismo hispano). La separación entre significante y significado, característica esencial del símbolo, se agudiza en los años finales del XIX y primeros del XX, dando lugar a las imágenes vanguardistas, donde las palabras, separadas de un contexto inteligible, no apelan a significados superiores sino que buscan producir sensaciones o emociones inefables en el lector. Existe, pues, un reforzamiento de la función poética, de modo que la palabra, como significante, queda exenta de su significado -salvo la connotación- y se manipula como si fuera un objeto; de ahí, los caligramas de Guillaume Apollinaire o cualquier otra manifestación experimental de distribución del texto.
o Narrativa
El XIX es el siglo de oro de la narrativa universal. Diferentes escuelas, como la rusa, la francesa o la inglesa, dan como frutos algunas de las mejores novelas que se han escrito nunca. Es interesante señalar, además, el auge de la novela por entregas o folletín, ejemplo máximo de la literatura de masas. Autores como Dumas, Dickens o Hugo emplearán esta exitosa fórmula editorial, y se convertirán en los antecesores de los actuales best-sellers.
El auge de la novela como género, que comienza en el siglo XVII, acabará por dar origen al término "romanticismo". Las primeras novelas, aparte del citado "Werther", inciden sobre la peripecia y los protagonistas desgraciados: la "Pamela" de Richardson. Es habitual el exotismo temporal y espacial.
Merece mención especial el también narrador ruso Pushkin, autor de Eugenio Onegin, un segundo y exitoso Werther.
El momento que podemos considerar como cumbre coincide con la segunda mitad del siglo XIX; es decir, el periodo que la historia de la Literatura identifica como "Realismo". Sin embargo, apuntes de realismo se apreciaban ya en las novelas románticas de Stendhal y Austen.La novela fundacional es "Madame Bovary" de G. Flaubert. Su argumento es un adulterio en un medio burgués de clase media y será imitada -aunque no superada- con altísimos logros artísticos, como "Ana Karenina" de Tolstoi o "La Regenta" de Clarín.
La superación del Realismo se intentará ya con el "Naturalismo", que defiende la novela de tesis ("Teresa Raquin" de Zola) y se logrará definitivamente con la aplicación de las teorías vanguardistas a la novela experimental del siglo XX. la mayor aportación será la "corriente de conciencia" o "monólogo interior" que, con mayor o menor radicalidad, muestra el flujo libre de pensamiento de los protagonistas de las novelas: ejemplo famoso es el monólogo de Molly Bloom en el "Ulises" de Joyce.
o Teatro.
Es, con mucho, el género más conservador. Ello es así por las características intrínsecas del arte dramático; de ellas, la más influyente en ese sentido reaccionario es la de su representatividad: montar una obra de teatro no es, por lo general, barato y la figura del empresario siempre ha procurado arriesgar lo justo, o sea, nada. De ahí que, una vez conseguida la fórmula del éxito, la comedia de tramoyas (un precedente actual del moderno cine de acción y fantasía, el rey de la taquilla contemporánea), esta se recicle una y otra vez, adquiriendo de manera poco que nominal el apellido de los movimientos literarios en boga, como sucede ya con el drama romántico, hegemónico en todo el siglo XIX, desde, al menos, el estreno de Don Carlos (1787), de Schiller, obra en la que se consagra el ideal del héroe iconoclasta [El Fausto de Goethe, posterior, pertenece al género híbrido de La Celestina]. Victor Hugo será uno de los dramaturgos románticos más imitados, especialmente desde su drama Hernani.Es en la comedia de costumbres de finales del siglo XIX cuando se empiezan a advertir las primeras señales de cambio: el irlandés Wilde compone varias piezas de humor chispeante, con un uso del lenguaje que insinúa ya las Vanguardias.
En cualquier caso, es el teatro nórdico de Ibsen y Strindberg el que se considera como revolucionario. Casa de muñecas del primero, y La señorita Julia, del segundo, se ocupan de problemas sociales acuciantes -la situación de la mujer- con una instrospección psicológica muy acusada. Otro dramaturgo excepcional es el ruso Chejov, autor de Tío Vania.
En la primera mitad del siglo XX coinciden un grupo de dramaturgos -Brecht, Pirandello, Jarry, o el español Valle-Inclán- que luchan más o menos exitosamente, y de forma aislada, por innovar la escena teatral. Los frentes de lucha afectan al lenguaje, la escenografía, la coreografía, la fusión con otras artes (como el cine), las temáticas, etc.
Después de la inmensa catástrofe que es la II Guerra Mundial, surge la corriente llamada teatro del absurdo, la cual ha sido, finalmente, capaz de absorber todas las características del Vanguardismo. Su precursor es Artaud, el teórico del "teatro del grito"; quizás el más conocido de los absurdos sea Ionesco, quien en La cantante calva utiliza un manual de idiomas como modelo para el diálogo de los personajes.
Piezas de mucha mayor entidad son Caligula de Camus, y, sobre todo, Las criadas, de Genet, reflexiones demoledoras sobre el poder y la corrupción.
miércoles, 3 de junio de 2009
Tema 5: Edad Moderna (Renacimiento y Barroco)
o Introducción
En la transición de la Edad Media a la Edad Moderna, es fundamental un paso casi insignificante de la técnica: la innovación de los tipos móviles en la imprenta (1449). Ese paso, que de puro lógico nos parece ridículo, abarató de manera increíble la producción de libros, ventaja que fue rápidamente aprovechada por los humanistas.
Los humanistas son los creadores del Renacimiento. Reciben su nombre por el estudio de las ciencias que atañen al hombre. Con la ayuda de la imprenta, podrán difundir sus investigaciones filológicas, encaminadas a ofrecer al público los textos clásicos en ediciones respetuosas con los originales. Este trabajo dará lugar a una moda artística que busca la imitación del arte antiguo; es decir, su "renacimiento".
En cuanto al Barroco, es mejor entenderlo como una nueva versión de la imitación del arte clásico, en la que prima la forma sobre el contenido. sobresalen la búsqueda de la novedad y de la sorpresa; el gusto por la dificultad, vinculada con la idea de que si nada es estable, todo debe ser descifrado; la tendencia al artificio y al ingenio; la noción de que en lo inacabado reside el supremo ideal de una obra artística.
o Literatura europea
Sigue existiendo, como en la Edad Media, literatura en latín. Son fundamentales los trabajos del holandés Erasmo, así sea el Enchiridion como el satírico Elogio de la locura. Este último es una pieza revolucionaria, de enorme influencia en la literatura y el pensamiento occidentales.Su contemporáneo y amigo Tomás Moro, inglés, publicó otro libro esencial, Utopía, sobre una sociedad perfecta.Los humanistas valoraron altamente las lenguas vulgares, y, no pocas veces, las emplearon en sus mejores escritos.
La épica en verso conoce un nuevo renacer gracias a la fama del Orlando furioso, de Ariosto.
Seguir las reglas aristotélicas en pleno Renacimiento tiene su importancia, ya que lo que se pretende, al menos teóricamente, es recuperar la dramaturgia clásica.
En ese sentido, los primeros intentos italianos datan del siglo XV: la Fábula de Orfeo, de Angelo Poliziano, es, en cierto modo, un antecedente de la ópera, y los primeros ejemplos plenos de esta nueva forma musical, Dafne de Marco da Gagliano y Euridice de Peri (hacia 1600) serán tentativas declaradas de resucitar el teatro clásico.
Los teatros más importantes serán el inglés, el español y el francés, ya en el siglo XVII.
Shakespeare es uno de los grandes genios de la cultura occidental. Personajes como Hamlet, Macbeth, Ofelia, Marco Antonio, etc., son arquetipos de la caracterización dramática.Otros autores importantes son Johnson, con su comedia Volpone, o Marlowe, otro gran trágico.
En Francia, hay grandes trágicos como Racine y cómicos, como Moliere, cuyas obras, ya desde el título, abogan por una función también catárquica para la comedia: El avaro, El burgués gentilhombre, El enfermo imaginario, Tartufo o el hipócrita...
En la evolución de la poesía hacia el Barroco, es fundamental la búsqueda de una nueva expresión: viejos conceptos con nuevas palabras. Se seguirá cantando la belleza de la amada y de vez en cuando se apelará con mayor frecuencia a la carnalidad.
Esa intención de expresarse de manera rebuscada alcanza su máxima intensidad en los cultismos españoles (culteranismo y conceptismo). Otras manifestaciones son el marinismo italiano, el eufuismo inglés y el preciosismo francés.
La égloga, como el diálogo que veremos luego, es un género especial de esta época.
Son fundamentales, ya en el siglo XV, los Diálogos de Amor, del hebreo hispano-italiano León Hebreo, que, con el Diálogo de amor de Marsilio Ficino, constituyen la base neoplatónica de la poesía petrarquista del renacimiento europeo.
Fue precisamente el diálogo un subgénero de preferencia para los humanistas, pues subrayaban con su elección la recobrada importancia de la filosofía platónica.
martes, 17 de febrero de 2009
Tema 4: Literatura de la Edad Media
o Introducción
Esta denominación tiene un matiz peyorativo, ya que fue creada por los humanistas.
Sin embargo, aunque puedan darse una serie de características, más o menos comunes para todo el periodo, lo cierto es que también es un periodo de cambio:
La educación se reforma y seguirá vigente hasta el sigo XVIII; en las ciudades surge la nueva clase social de los burgueses; la monarquía poco a poco va consiguiendo un poder mayor y menos dependiente de la aristocracia, etc.
En el plano cultural, es “una época en la que predomina la recapitulación sobre la investigación, es más importante lo que sabemos por los libros, que lo que nos pueda enseñar nuestra experiencia”
Así, en la literatura, es más importante el comentario o glosa y la interpretación, que la elaboración de textos originales, que en cualquier caso siempre van a ser una imitación.
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1. Beowulf
El Beowulf es el más antiguo de los poemas épicos de cierta extensión que nos ha legado el mundo germánico.
No es extraño por ello que en los manuales de literatura de la mitad norte de Europa reciba el mismo trato de honor que en los de la Romanía se les da a la Chanson de Roland o al Poema del Cid.
También podríamos considerarlo una epopeya nacional, pero aunque fue escrito en Inglaterra, sería más exacto entenderlo como una epopeya de la antigua nación germánica.
La fecha de composición de Beowulf ha sido una cuestión muy debatida, aunque hoy en día se estima que fue redactado en la primera mitad del siglo VIII.
La acción del poema se desarrolla en los siglos V y VI.
La figura del héroe mismo parece ser simple fruto de la fantasía y el trasfondo histórico del que se le dota muestra un alto grado de verosimilitud, pues concuerda grandemente con lo que indican tanto la arqueología como las demás fuentes escritas posteriores.
Desde este punto de vista hay en el poema dos niveles distintos claramente diferenciables:
-El de la acción principal, que da cabida a lo prodigioso
-Y el nivel que le sirve a esta de base y encuadre, constituido con toda probabilidad pro relatos de tipo cronístico.
El poema refiere las hazañas de Beowulf, héroe del pueblo de los gautas, en dos momentos de su vida.
En su juventud hace una visita de tres días de duración al “Hérot”, el palacio del rey danés Hródgar, y allá mata primero a Grendel, que ha estado atacando a los daneses durante doce años, luego también mata a la madre de este.
Se trata de dos monstruos de características no bien definidas.
Más tarde Beowulf llega a ser rey de los gautas y, cuando ya ha ocupado su trono durante cincuenta años, tiene que enfrentarse con un dragón que empieza a asolar a su reino. El dragón, guardián de un viejo tesoro, no es presentado como un ser infernal, aunque resulta ser peor enemigo que los anteriores. En la lucha mueren ambos.
Estas dos hazañas constituyen el hilo argumental del poema. Su orden es el de menor a mayor dificultad, y cabe hacer también cierta matización en los motivos que llevan a Beowulf a realizar cada una de estas proezas.
El Beowulf se ha conservado en un solo manuscrito, probablemente del año 1000 que lo presenta con un cierto colorido cristiano, y ello evidencia la intervención de un monje.
Se alude a la poder de Dios o se dice que Él rige el mundo y a los hombres, y también en algún lugar se hace referencia a laceración, a Caín o al Diluvio Universal, pero se trata siempre de pasajes bien delimitados, por lo general muy breves que no llegan a ocultar el evidente espíritu pagano germánico.
El Beowulf plantea a los especialistas un sinnúmero de problemas de todo tipo, pero también constituye para ellos una exquisita fuente de información acerca de una multitud de aspectos de la antigüedad germánica, sobre la que no siempre abundan los datos.
Varias generaciones de lingüistas, arqueólogos, historiadores, etc., lo han analizado minuciosamente desde sus respectivos puntos de vista, y lo fructífero de su labor incluso ha hecho que alguna vez llegara a olvidarse que el Beowulf, antes que nada, es un poema, una obra de arte.
Pero éste para los lectores de lengua española, a los que rara vez se les ha brindado ocasión de familiarizarse con los estudios de la antigüedad germánica, el Beowulf difícilmente podrá ser otra cosa que un texto literario, y, como tal, un texto que apela primordialmente a su sensibilidad emocional y estética.
2. Otros poemas épicos anglosajones
Se trata de textos preservados en el llamado Exeter Book, un códice del siglo X y escrito en el dialecto sajón occidental, que suele considerarse como la variante “clásica” del antiguo inglés.
Cuatro son los textos que junto con el Beowulf nos han quedado en testimonio del más antiguo repertorio épico anglosajón; son éstos los fragmentos de La batalla de Brunanburb y La Batalla de Maldon, El Lamento de Deór y Wídsid.
La batalla de Brunanburb y La Batalla de Maldon, dos poemas que, al tiempo que muestran el desarrollo último que alcanzó el género en Inglaterra, constituyen todo el resto de la poesía épica insular conservada.
La relación del latín con la cultura es tan intensa que casi todos los autores conocidos son, antes que nada, letrados en latín, y sus obras en la otra lengua, la materna, son habitualmente excepciones de una producción mayoritariamente latina.
En cuanto a la Leyenda dorada, es una colección de hagiografías (vidas de santos), a veces muy fantasiosa y entretenida. Es fuente primordial en multitud de textos medievales.
o Literatura europea en lenguas vernáculas
o Teatro. Los autos medievales
Hay restos de un teatro sacro poco desarrollado, en el que se miman momentos claves del evangelio (Quem quaeritis, sobre la resurrección) o se dramatizan piezas proféticas (las Sibilas) o alegóricas (Ordo Virtutum). En las más complejas, el papel de la música es determinante: la más conocida es el Ludus Danielis.
o Poesía. Amor cortés. Lais
o Literatura alegórica.
La alegoría, en la Edad Media, no es únicamente un recurso estilístico, sino una poderosa herramienta mnemotécnica y una fuente de conocimiento.
o Literatura en lenguas no europeas
La historia de Genji, es una obra escrita por una cortesana japonesa del siglo X. Esta obra puede ser considerada como la primera novela psicológica de la que tenemos noticia. Durante la novela, lo más importante es el desarrollo psicológico del personaje.
La más famosa colección de cuentos -Las mil y una noches- no fue conocida en Europa hasta el siglo XIX, aunque su transmisión fuera la misma que las de las otras recopilaciones orientales. Recogidas por los persas y transmitidas por los árabes, serán muy celebradas en Europa.
En la noche de bodas, mientras se encuentra en su cámara nupcial, relata una historia a su hermana, que le hace compañía, de forma que cuando el sultán llegue pueda escucharla. En efecto, al acercarse oye la historia y queda atrapado por la trama, pero la reina interrumpe la narración antes de acabarla. El sultán decide perdonar su vida un día más para así escuchar el final al día siguiente. Con este esquema, ella continúa noche tras noche hasta que, después de 1.001, el sultán cede e indulta a la joven, que desde entonces se convierte en una esposa feliz
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miércoles, 21 de enero de 2009
Tema 3: La Biblia
La selección de textos que conocemos bajo este nombre es fundamental en la historia de la literatura occidental, porque el cristianismo que ha sido religión del estado de estado durante 1500 años.
La importancia e influencia de la Biblia entre cristianos y judíos puede explicarse, en general, en términos externos e internos.
La explicación externa es el poder de la tradición, de las costumbres y del credo: grupos religiosos que manifiestan estar guiados por la Biblia. En cierto sentido, el verdadero autor de las Escrituras es la comunidad religiosa, que las desarrolló, las reverenció, las utilizó y las canonizó (es decir, las incluyó en listas de libros bíblicos reconocidos de una forma oficial).
Por otra parte, la explicación interna es lo que numerosos cristianos y judíos continúan sintiendo como poder del propio contenido de los libros bíblicos. El antiguo Israel y la primitiva Iglesia conocían muchos más textos religiosos que los que constituyen la Biblia actual. Sin embargo, los escritos bíblicos fueron venerados y utilizados por lo que decían y por cómo lo decían.
En especial, la literatura, el arte y la música del mundo occidental tienen una enorme deuda con los temas, motivos e imágenes de la Biblia. Algunas traducciones al inglés, como la así llamada “Biblia Autorizada” (o versión del rey Jacobo, 1611) o la traducción de la Biblia al alemán por Martín Lutero (terminada en 1534), no sólo influyeron en la literatura sino que también promovieron el desarrollo de ambos idiomas. Estos efectos siguen vigentes en las naciones en proceso de formación, donde las traducciones de la Biblia a la lengua vernácula contribuyen a moldear las tradiciones lingüísticas futuras.
Algunas partes de la Biblia servirán como modelos directos: por ejemplo el “Cantar de los Cantares” que trata sobre la poesía mística. E incluso algunos episodios de la Biblia serán directamente novelizados o dramatizados, como por ejemplo, la “Atalia” de Jean Rocine.
A continuación se presenta un fragmento del último libro de la Biblia, el “Apocalipsis”:
Y seguí viendo: Cuando el Cordero abrió el primero de los siete sellos, oí al primero de los cuatro Vivientes que decía con voz como de trueno: «Ven». 2Miré y había un caballo blanco; el que lo montaba tenía un arco; se le dio una corona, y salió como vencedor, y para seguir venciendo.
3Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo Viviente que decía: «Ven». 4Entonces salió otro caballo, rojo; al que lo montaba se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran unos otros; se le dio una espada grande.
5Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer Viviente que decía: «Ven». Miré entonces y había un caballo negro; el que lo montaba tenía en la mano una balanza, 6y oí como una voz que decía: «Un litro de trigo por un denario, tres litros de cebada por un denario. Pero no causes daño al aceite y al vino.»
7Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto Viviente que decía: «Ven». 8Miré entonces y había un caballo verdoso; el que lo montaba se llamaba Muerte, y el Hades le seguía.
Se les dio poder sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con la espada, con el hambre, con la peste y con las fieras de la tierra.
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Tema 2: Literatura de la Roma clásica
oIntroducción
Aunque el período durante el que se desarrolla la literatura en lengua latina es extraordinariamente largo, pueden hacerse dos simplificaciones.
Una sería la que se refiere a la literatura que se crea durante la vigencia de la civilización romana (siglo VIII a.C.- d.C.), y la que se escribió después, durante la Edad Media y la Edad Moderna.
Y la segunda, que afectaría al primer periodo que afectaría al primer período que hemos citado, sería la que distingue la literatura romana de antes del contacto con Grecia de la de después de dicho contacto.
Si hay una aportación característicamente romana a la Literatura Universal, es la retórica (arte de elaborar y pronunciar discursos forenses).
Los romanos de los que siempre se ha dicho que eran un pueblo práctico, valoraban de forma extraordinaria este arte porque les era de aplicación cotidiana no solo en la política, sino también en los juicios.
o Épica
Se entiende por épica las manifestaciones que narran con un lenguaje solemne y majestuoso las gestas legendarias de héroes, o los orígenes míticos de un pueblo.
Las obras épicas de la literatura latina son de tipo culto y de autor conocido desde el principio. En el origen y desarrollo del género épico en Roma podemos observar dos características más: la utilización de la historia nacional como argumento épico y la influencia de la poesía alejandrina.
Virgilio (70 a.C.- 19 a.C.) fue uno de los máximos representantes de la poesía latina durante el principiado de Augusto.
Su obra más importante, la Eneida, narra las aventuras de Eneas, el hijo troyano de Anquises y de la diosa Venus, a quién el destino asignó el papel de fundador de la civilización romana.
La Eneida consta de doce libros o cantos.
Los seis primeros tienen como modelo la Odisea de Homero.
Los otros seis libros, se inspiran en la Ilíada de Homero.
o Comedia
La comedía romana imita la comedía nueva griega, cuyo principal autro fue Meandro.
Ambas son comedias de caracteres con un argumento lleno de enredos y con un final feliz.
También suele haber un conflicto amoroso y los personajes son arquetipos.
Los autores romanos partían de un original griego, pero lo trataban con mucha libertad: alargaban o acortaban los diálogos y monólogos e introducían escenas o personajes de otra comedia griego.
En la comedía romana los personajes tienen nombres griegos, los actores llevan vestidos típicos griegos y el lugar de la acción es una ciudad griega
Solo se conservan comedias de dos autores romanos: Plauto y Terencio
o La oratoria
Como los otros géneros literarios, la retórica pasó de Grecia a Roma.
La elocuencia fue en Roma el principal género de la prosa literaria y de la cultura.
La educación escolar estaba enfocada a formar oradores, ya que saber hablar en público era primordial para hacer carrera política.
De los muchos discursos que pronunciaron los oradores romanos, solamente nos quedan cincuenta y ocho escritos por Cicerón y unos cuantos de la época imperial.
Otros oradores nos son conocidos por alusiones y citas hechas por Cicerón, por Quintiliano y Tácito y por gramáticos e historiadores.
El éxito de Cicerón en vida como orador oscureció el valor d otros oradores.
o La lírica
En la literatura clásica, la poesía lírica era un género destinado a ser cantado con acompañamiento de una lira.
Se trata de una poesía de tema intimista y subjetiva, que expresa sentimientos o ideas del autor.
La poesía lírica latina se inspira en los temas y en el estilo de la poesía lírica griega
o Principales autores romanos
Se habla a menudo de una Edad de Oro de la literatura romana, que vendría a coincidir con el reinado del primer emperador (31 a.C. – 14 d.C.)
En esta época coinciden tres literatos fundamentales: Virgilio, Horacio y Ovidio.
Son tan importantes no solo por el respeto que se les tuvo en vida, sino por el muchísimo mayor que recibieron por parte de la posterior, hasta, por lo menos el siglo XIX.
En la Edad Media, Virgilio, era casi un santo, un profeta entre los gentiles.
Ovidio es una fuente de enseñanzas morales, así como Horacio, que será todavía más apreciado a partir del Humanismo.
Autores posteriores de relevancia son el poeta Catulo, el cómico Plauto, el orador Cicerón; y posteriores el filósofo y trágico Séneca, el retórico Quintiliano, el novelista Petronio y el epigramista Marcial.
A continuación se muestra un fragmento de las Metamorfosis, una de las obras más importantes de Ovidio.
Dafne Peneya fue el amor primero de Febo; amor no hijo del ciego acaso, mas de las iras del cruel Cupido. Á éste el Delio, soberbio por su triunfo sobre la sierpe, viera, poco hacía, tirar del nervio y doblegar el arco. « ¿Qué á ti, travieso niño, fuertes armas?» le había dicho; «cuadra á nuestros hombros tal carga, que podemos á las fieras ciertos tirar y herir al enemigo; y que á Pitón ahora, cuyo vientre pestífero yugadas ocupaba tantas, postramos túmido de flechas. Conténtate tú de indagar con tu hacha qué sé yo qué amores, y no aspires á nuestra gloria.» – «Tu saeta á todo, Febo: la mia á ti», dice el de Venus. «Cuanto los animales á los divos ceden, tanto á los míos tus loores.» Y las alas batió, y hendió los aires, y rápido se remontó á la cima umbrosa del Parnaso; desde donde de su rico carcaj alzó dos viras: de obrar diverso: la una el amor huye; la otra lo da; la que lo da, es dentada y su cortante punta resplandece; la que lo fuga, obtusa es, y su caña remata en plomo. Ésta clavó en la ninfa Peneida el dios: atravesó los huesos y médula apolíneos con aquélla. Ama uno al punto: la otra hasta la sombra huye del amador; y en la espesura de las selvas se goza y los despojos de las cautivas fieras, emulando á Diana virginal; ciñe diadema el flotante cabello. Suspiraron por ella muchos: los desprecia á todos, enemiga de la coyunda; y libre vaga la virgen por los densos montes; ni sabe de Himeneo, Amor, connubio. Su padre muchas veces le dijera: «Un yerno tú me debes, hija mia.» Su padre muchas veces le dijera: «Nietos me debes, hija mia.» Empero dice ella odiar las teas conyugales como un delito: y por su bello rostro vierte el pudor su púrpura ligera; los blandos brazos á su padre en torno del cuello anuda: «Dame, padre mío, amado, fruir de doncellez eterna; á Diana diólo el padre.» Aquél consiente. «Mas esta tu beldad lo que deseas, te veda; al voto opónese tu forma.» Febo ama; quiere por esposa á Dafne desque la vio, y espera lo que quiere. Le engañan sus oráculos. Cual arden leves rastrojos: cual la tea abrasa las cercas donde acaso la aproxima el caminante, ó do la tira, al alba; tal el dios vase en llamas; tal su pecho se quema entero, y un amor estéril nutre, esperando. Mira en torno al cuello ondear las sueltas crenchas. «Y si se ornan ¿qué será?» dice. Ve cómo rutilan sus ojos, dos luceros de los cielos sus ósculos ve, y verlos no le basta. Más que los raudos vientos huye aquélla, ni se detiene, cuando así le grita: «Ninfa, te ruego, Peneída, para: yo no te sigo hostil; deténte, ninfa. Así del lobo la cordera arranca; así del león, la cierva; así del buitre, la paloma, temblándole las alas: todas, de su enemigo. Amor me impele á mí en tu pos. ¡Pobre de mí! no sea que tropieces y caigas, ó lastimen tu delicada pierna las espinas, y te ocasione yo el dolor. Parajes ásperos son do corres; la corrida suplícote, modera; ten la fuga: más lento seguiré. Con todo, mira á quién agradas. Morador de montes no soy; no soy pastor; ni aquí vacadas ni greyes guardo inculto. Tú no sabes, no sabes, temeraria, de quién huyes, y por esto huyes. Sírveme la tierra délfica, y Claros, Ténedos; me sirve la regia Pátaras. Jove es mi padre. Lo que es y fué y será por mí se entiende; por mí suenan armónicas las cuerdas. Certera es nuestra vira; pero hay vira que es más certera, y el vacío pecho me ha herido. Yo inventé la medicina: remediador me llaman por el mundo; las virtudes domino de las hierbas.
¡Ay de mí! que ninguna planta cura al amor, ni á su dueño aquellas artes aprovechan que á todos aprovechan.»
Más iba á hablar; pero en medroso curso huyó la de Peneo, y sus palabras, con él, dejó por terminar; y hermosa aun entonces veíase. Su cuerpo los vientos desnudaban; al impulso de la contraria ráfaga crujía su veste; y luego, al alentar del aura, retroflotábale el cabello leve: la huida realzaba su belleza. Empero el joven dios no más blanduras sufre perder; y como va impelido del mismo amor, su huella sigue raudo. Cual ha visto una liebre en campo abierto un galgo, y éste con su planta busca la presa, aquélla, la salud; el perro ya va á cogerla; ya la ve cogida, y estira hasta sus huellas el hocico; la otra no sabe si está presa, y salta de enmedio á los mordiscos y los dientes; – así el dios y la virgen. La esperanza da alas á aquél; á ésta, el temor. Ayudan las del amor al que persigue: él gana, y precipítase, y no afloja, y viene sobre la fugitiva, y en sus hebras, que en derredor de la cerviz se agitan, anhela: desmayada palidece ella; y rendida al vértigo del curso, mira á las ondas del Peneo río, y «Acórreme, mi padre», dice; «oh tierra, ábrete», clama; «ó bien esta figura, que es causa de mi ruina, muda y pierde.»
Apenas esta súplica formula, sus miembros rígidos se tornan; tenue corteza cíñele las blandas carnes; en hojas crece su cabello; en ramas, los brazos; esa planta tan ligera ata raíz inerte, y le circuye el semblante la copa: queda sólo en ella el esplendor. Ámala Febo también así, y poniendo su derecha en el tronco, temblar so la reciente cáscara nota el corazón, y abraza las ramas, cual si fuesen cuerpo, é imprime besos en el leño; húyelos el leño. Y el dios: «Ya que no puedes ser mi esposa, serás por cierto mi árbol: llevaránte, oh lauro, siempre los cabellos míos; te llevará mi cítara, mi aljaba. Tú del Lacio ornarás los capitanes, cuando el ledo concento cante Triunfo, y pompa larga el Capitolio vea. Custodio fidelísimo tú misma el limen velarás siempre de Augusto y sombreando ceñirás la encina. Y como intonsa es mi florida testa, así también tú lleva sempiterno de la lozana fronda el atavío.»
Hasta aquí su peán: el lauro inclina las nuevas ramas y mover parece la cima, cual se mueve la cabeza.
martes, 25 de noviembre de 2008
Tema 1: Literatura de la Grecia Clásica
o Introducción
Se considera literatura clásica la que se desarrolla en Grecia y Asia Menor desde el siglo VIII a.C. Se compone en cualquiera de los cuatro dialectos griegos. Al principio es una literatura de tradición oral, en los que se relatan mitos relacionados con el origen del mundo:
Antes del mar, de la tierra y del cielo que todo lo cubre, la naturaleza tenía en todo el universo un mismo aspecto indistinto, al que llamaron Caos: una mole informe y desordenada.
Y aunque allí había mar, tierra y aire, la tierra era inestable, las aguas innavegables y el aire carecía de luz. Nada conservaba su forma, y unas cosas obstaculizaban a las otras, porque dentro de un mismo cuerpo lo frío se oponía a lo caliente [...]
Entonces un dios separó el cielo de la tierra y la tierra de las aguas, y dividió el cielo puro del aire espeso. Cuando hubo desenredado estas cosas, y las hubo separado en lugares distintos, las entrelazó en pacífica concordia…
o Épica
En el siglo VIII a.C. tenemos los primero autores conocidos: Homero y Hesíodo.
Homero es, con mucho, el autor más famoso e influyente de la literatura clásica, y podríamos decir, de toda la literatura occidental.
Sin embargo no se ha podido demostrar fehacientemente que haya existido en realidad y, de hecho, sus dos obras más conocidas parecen haberse compuesto con una separación demasiado larga par a un solo poeta.
La Ilíada y la Odisea pertenecen asi al mismo gran ciclo épico que comienza con las bodas de Cadmo y Harmonía
La importancia de estas dos obras, no solo radica en su calidad artística, sino en la influencia que ha ejercido en la literatura europea ya desde muy antiguo.
Dentro de su vastísima progenie destacan las “Argonauticas” de Apolonio de Rodas (295-230 a.C.), que se basa en los argonautas, en el que un grupo de héroes se embarcan en el barco Argos, en busca del vellocino de oro.
También destacan en la poesía, mujeres como Safo (c. 600-? a.C.), poeta lírica griega cuya fama hizo que Platón se refiriera a ella dos siglos después de su muerte como la décima musa.
Escribió nueve libros de odas, epitalamios, odas nupciales, elegías e himnos nupciales, pero apenas se conservan fragmentos de todos ellos. Destaca la Oda a Afrodita.
o Teatro
Entre las hipótesis que se barajan para explicar el nacimiento del teatro, la más recurrente es la que lo hace derivar de ceremonias religiosas; en concreto, para el teatro griego, y especialmente para la tragedia, que se señala que su origen estuvo en los cantos corales de procesiones dedicadas al dios Dionisos.
Lo que habría sucedido es que, con el tiempo, esos cantos se habrían ido complicando, acogiendo elementos dramáticos cada vez más desarrollados.
La Edad de Oro del teatro griego, viene a coincidir con el periodo de gloria de Atenas, que más o menos ocupa todo el siglo V a.C.
Los tres autores más importantes son: Esquilo, Sófocles y Eurípides.
Se puede apreciar una evolución bastante clara desde la primera hasta la última que se puede resumir, en una progresión hacía el realismo y hacía la complicación formal, aumentando en número de personajes y reduciendo el papel del coro.
A continuación se ven reflejadas las obras de los tres dramaturgos más importantes del teatro de la Grecia Clásica:
Os dejo un link muy interesante acerca del teatro griego: http://club2.telepolis.com/mandragora1/historia/historia1.htm
Introducción a la literatura universal
En primer lugar vamos a definir lo que es la Literatura, y tenemos dos acepciones que son las más importantes para esta asignatura.
1. La primera es una definición “literal” y se refiere a aquellos textos que han sido escritos
2. La segunda definición entiende que la literatura es el conjunto de textos de la humanidad, independientemente de que sean orales o escritos
Sabemos que las primeras escrituras se ensayaron hace unos 6000 años aproximadamente.
Por lo tanto, eso sería la antigüedad de la Literatura en su primera acepción. Sin embargo también se sabe que numerosas culturas que no conocieron la escritura, sí tienen una rica literatura oral, y por ello hemos de suponer que la literatura no nace con la escritura, sino con el lenguaje humano, y como tenemos indicios de que esa capacidad humana puede tener centenares de miles de años, la verdadera antigüedad de la literatura sería mucho anterior.
Es cierto con todo, que la literatura oral más antigua que conservamos es aquella que en algún momento y por diferentes razones, fue puesta por escrito.
Lo común es que la literatura de tradición oral, esté en verso, y ello s así, porque los textos rítmicos son más fáciles de memorizar.
La poesía más antigua que conservamos son unos cuantos ejemplos egipcios de entre 2000 y 3000 años a.C. Es poesía religiosa y profana. La primera probablemente se puso por escrito en el momento en que dejo de ser una pieza de homenaje a un dios, para convertirse en una oración.
La segunda, habitualmente de tema amorosa, se conserva, quizás por el gusto de algún escriba.
Dentro de la literatura de tradición oral, la epopeya, es una de las manifestaciones más abundantes.
Se trata de relatos muy largos que tratan sobre un héroe, a veces de carácter nacional, con fuerte influencia religiosa (es habitual que los dioses sean personajes activos en los poemas épicos)
Entre las epopeyas antiguas, destacan “Gilgamesh”, los hindúes “Mahabaratha” y “Ramayana”, la tibetana “El Rey Gesar”, y por supuesto, los dos poemas homéricos.
A continuación haremos un pequeño inciso en el poema épico de “Gilgamesh”
El poema de Gilgamesh es una importante obra literaria sumeria, escrita en caracteres cuneiformes sobre doce tablillas o cantos de arcilla alrededor del año 2000 a.C.
Este poema heroico recibe el nombre de su héroe, Gilgamesh, un despótico rey de Babilonia que gobernó en la ciudad de Uruk, (actual Warka, en Irak). Según la leyenda, los dioses escuchan las oraciones de los oprimidos ciudadanos de Uruk y envían a un hombre salvaje y brutal, Enkidu, que reta a Gilgamesh a una lucha sin tregua. Concluida la batalla, sin que ninguno de los contendientes resulte claramente victorioso, Gilgamesh y Enkidu se hacen grandes amigos. Emprenden un viaje junto y comparten numerosas aventuras. Los relatos sobre su heroísmo y valentía al enfrentarse con bestias peligrosas se difundieron por muchos países.
Cuando los dos viajeros regresan a Uruk, Astarté, diosa protectora de la ciudad, proclama su amor por Gilgamesh. Éste la rechaza y la diosa envía al Toro del Cielo para destruir la ciudad. Gilgamesh y Enkidu dan muerte al toro y, como castigo por participar en esta hazaña, los dioses condenan a muerte a Enkidu. Tras su muerte, Gilgamesh recurre al sabio Utnapishtim para descubrir el secreto de la inmortalidad. El sabio le cuenta la historia de una gran inundación (cuyos detalles son tan similares a los posteriores relatos bíblicos sobre el diluvio que han despertado el interés de los especialistas). Tras muchas vacilaciones, Utnapishtim revela a Gilgamesh que la planta que confiere la eterna juventud se encuentra en las profundidades del mar. Gilgamesh se sumerge en las aguas y encuentra la planta, pero una serpiente se la roba en el camino de regreso y el héroe, desconsolado, regresa a Uruk para terminar sus días.
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